jueves, 20 de diciembre de 2007

CINE


Crónica de un hombre audaz

LEONARDO FAVIO: TALENTO Y OBSESION

Era capaz de ver hasta diez veces las películas que más le gustaban. Historia de un individuo que no estudió en las academias de cine y se lució como director cinematográfico.

Leonardo Favio se consideraba a si mismo como un “analfabeto” en materia de cine y eso, por lo general, confundió y escondió a un individuo con gran manejo de los procedimientos cinematográficos que utilizó. Es un director intuitivo, pero no un improvisado, se puede ver que toda su filmografía está puesta al servicio de un fin bien determinado y programado como es su proyecto artístico.

No estudió en las academias de cine, de ahí que él insista con lo de su analfabetismo, pero esto no quiere decir que no haya adquirido un saber por fuera de estas instituciones, como el mismo describe: “En todo caso, no habré estudiado dentro de los cánones preestablecidos. Pero yo siempre le aconsejo a cualquier chico que se me acerca que no hay mejor escuela que leer de cine, estar con gente que hable de cine y ver cine, permanentemente, las 24 horas”.

Favio aprendió en los set de filmación, fundamentalmente en el de Leopoldo Torre Nilson, y en los cine clubes. El mismo cuenta que iba con una libretita a ver las películas que más le gustaban hasta diez veces (no había video casetera en ese entonces) y anotaba cada vez una cosa diferente de lo que le gustaba, como el encuadre, las actuaciones o la iluminación.

Se puede decir que Favio, lejos de ser un improvisado, es un obsesivo con lo que tiene que ver con su arte, se toma su tiempo para filmar cada proyecto y domina todo lo que tiene que ver con sus películas (una de las asistentes de producción de “Gatica, el Mono” contó que el guión técnico de la película tenía mas de 1.000 páginas en donde describía en detalle todo lo que estaba en el plano de cada toma). Esta obsesión y la insistencia en una estética propia convirtieron a Favio en una marca registrada que se puede rastrear en cada una de sus producciones.

Quizás el Leonardo Favio personaje,
el del pañuelo en la cabeza, el peronista, el cantante, el loco lindo, clausura en muchos casos al Favio director y actor. El mito que se creó a su alrededor, y él tiene mucho que ver con esa construcción, muchas veces no ha dejado ver a uno de los directores más talentosos y personales que ha dado el cine argentino.


SUS PELICULAS

1965: Crónica de un niño solo
1966: Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza…y unas pocas cosas más
1969: El dependiente
1973: Juan Moreira
1975: Nazareno Cruz y el lobo
1976: Soñar, soñar
1993: Gatica, el Mono
1999: Perón: sinfonía de un sentimiento

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