miércoles, 1 de julio de 2009

CRONICAS DE UN DESTINO


VIVIR EN BUENOS AIRES

Alba Hernàndez Riñé. Procedente de Cataluña, España. Actualmente vive en Buenos Aires, Argentina.

Desde siempre soñé con vivir en Buenos Aires y pronto se van a cumplir cuatro meses de mi llegada.

Antes de aterrizar con vuelo directo desde Barcelona me contaron todo lo que debería aprender de esta ciudad en la que el tiempo no para ni un segundo para tomar aire y respirar. Pero nada más lejos de la realidad, enseguida lo viví el primer día que puse los pies en el aeropuerto de Ezeiza.

Los taxistas volteaban como avispas para tomar algún que otro turista despistado y darle un paseo por la capital al exagerado precio de 80 pesos o algo más. Por suerte me esperaba un amigo en la salida de la terminal, así que nos subimos al coche y al cabo de una hora y algo más, y después de cruzar la infinidad de puentes entrevigados como en un juego de Scalectric llegamos al centro de la ciudad.

Una vez que dejamos las pesadas maletas en la que sería nuestra futura habitación por un mes fuimos a la plaza Dorrego en San Telmo, la mítica plaza del barrio más bohemio de Buenos Aires. Era finales de verano y el arte se respiraba en el ambiente, a pesar de una gran cantidad de bolsas de basura entreabiertas en las veredas y la oscuridad de las calles a medio iluminar.

Nos sentamos en una terraza y pedimos una jarra de cerveza bien fría, y de acompañamiento: música en directo y palitos. ¡Qué vicio!

Nuestra fachada de turistas llamó la atención a diferentes personajes que se acercaban para hablar, vender, seducir, cantar o cualquier otra excusa creativa era buena para sacar algún que otro billete o algunas moneditas, un bien muy preciado que descubrí al poco tiempo de estar en la ciudad.

El arte de toda la maraña de vecinos que conforman el barrio brillaba resplandeciente cada noche, cuando cae el sol entre sus calles repletas de vida, música y poesía, mientras ya acostada en la cama me hacía la idea de que ya estaba a más de 11.000 km de mi casa inventando mi nuevo destino.

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