lunes, 1 de diciembre de 2008

EDITORIAL

La ciudad logra cautivar con sus estructuras de cemento, edificios visualmente atractivos o espacios en los que se palpita la historia que los volvieron populares. Aunque también, la Capital suele agobiar con el caos, el ruido y la indiferencia.

Muy cerca de lo que a veces nos atrae y otras nos estremecen, está el Jardín Japonés, un microclima cargado de verde, de ruido a silencio y naturaleza. Es un lugar para escaparse de las obligaciones cotidianas, para leer, reflexionar o para visitar por su belleza.

Lo artificial y lo natural, las anécdotas que laten en uno, el respiro profundo y tranquilizador que ofrece lo otro. Ambos son parte de Buenos Aires, los dos son alternativas para festejar y visitar que no se invalidan, sino que se complementan y le dan vida a una gran metrópoli.

Ezequiel Ghione
Director General

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