miércoles, 1 de abril de 2009

HISTORIA

César González Trejo, ex combatiente de la Guerra de Malvinas
"HACER PATRIA NO ES SOLO TOMAR UN FUSIL Y PELEAR EN UNA GUERRA, ES TAMBIEN PELEAR POR LOS DEMAS"


Chicos; muerte; sonrisas; mentiras; amistad; respeto; valor; patria; héroes; loquitos; ingenuidad; reconocimiento; fusiles; frío; hambre; cartas; amor y olvido. Todas simples palabras, sin relación directa, pero que si se las contextualiza en la Guerra de Malvinas cobran un gran sentido y que se repiten en la mayoría de los relatos de quienes fueron y seguirán siendo parte de ese combate. El próximo 2 de abril se cumplirán 27 años de aquella triste guerra. Simples números que esconden historias, vidas, locuras y dolor. Simples números que deben sonar fuerte para ayudar a ejercer la memoria, tarea que a veces no se practica y que vendría bien retomarla para pensar, entonces recién ahí, el futuro. Por eso, para no olvidar, BUEN DESTINO charló con César González Trejo, ex combatiente y Presidente de la Federación de Veteranos.

- ¿Cómo era tu vida antes de ir a Malvinas?

- A los 16 años me fui a España porque mi viejo, que era escritor, estaba exiliado y mi mamá era trabajadora social en la Villa de Retiro, con el Padre Mujica. Tuve que volver para hacer la colimba. Todo normal hasta que una semana después de la recuperación de las islas, me convocaron para ir. Yo quería ser pintor. Después volví, intenté estudiar, pero dejé y me dediqué a trabajar para los ex combatientes.

- ¿Cómo surgió la idea de trabajar con tu propia historia?

- En 1982 fui preso por hacer una pintada sobre Malvinas. Recuerdo que el juez me dijo: “¿Por qué pinta esas cosas de porquería por Malvinas?”, y casi termino a las piñas. Así empecé a militar en el centro de ex combatientes. Hasta que en 1985 me fui porque el presidente empezó a viajar a Cuba y a otros países, y me pareció una inmoralidad andar viajando mientras los compañeros se estaban suicidando o muriendo de hambre. Por eso en 1988 nos juntamos varios y fui el fundador de la Federación de Veteranos de Guerra de Argentina.

- ¿Fue una manera de curar la herida?

- No es lo mismo ser un mercenario que va a ocupar tierras, que ser un hombre que va a defender su patria. En ese sentido, no lo siento como una herida sino como una condecoración. Me hiere la indiferencia y el olvido a quienes dieron su vida.

- Ahora, con 46 años, ¿en qué pensás que te cambió la guerra?

- Las experiencias límite enseñan cosas. Lamentablemente parece que el dolor genera más sabiduría que el placer. A mí me enseñó a valorar la amistad y la Patria, algo que para nosotros tuvo un peso importante.

- Como parte del trabajo que hacen, dan charlas en escuelas, ¿cómo es esa experiencia?

- Hay una receptividad inmensa. A los chicos les hablamos desde lo que vivimos y se sorprenden. Intentamos transmitir que hacer patria no es sólo tomar un fusil y pelear en una guerra, es también pelear por los demás.
- ¿Cómo fue volver de la guerra?

- Argentina es un país con contradicciones. Cuando amarramos en Puerto Madryn, pasamos muchas horas en un galpón, que hoy es un casino, y los militares hicieron un cordón para que la gente no pueda entrar. Pero la muchedumbre los pasó por arriba y nos vino a abrazar, nos trajeron comida, cigarrillos. Fue una demostración enorme. Pero claro, el pueblo patagónico vivió mucho más la guerra. Nos recibieron como si hubiéramos ganado. Después nos trajeron en avión hasta Campo de Mayo. Ahí estuvimos tres días y vimos a las familias. Después fuimos a La Tablada, donde vimos mucha gente esperando en la puerta, pero angustiada y triste. Fui con el uniforme hasta el centro de Buenos Aires y descubrí que era una sombra, que la gente de la ciudad había mirado para otro lado, quizás porque no vivieron la guerra tan de cerca.

- A pesar todo, ¿volverías a ir a Malvinas?

- Sí, porque lo mejor que me dejó es la honra de haber peleado por mi patria y ver que la mayoría de mis compañeros sintieron lo mismo.

- ¿Cuál es el mensaje que te gustaría dar en un nuevo aniversario?

- Malvinas es el hecho contemporáneo que nos enfrenta con la posibilidad de luchar por la verdad, la libertad y la unidad.

- ¿Cómo vas a vivir el próximo 2 de abril?

- Un glorioso caído, como fue el teniente Primero Estévez, en una carta a su familia decía que quería que lo recuerden con alegría y por eso, nosotros lo vamos a vivir con alegría.
Natalia Florio
César González Trejo, ex combatiente de la Guerra de Malvinas










COLUMNA DE OPINION
Eduardo Castiglione, periodista del diario Clarín

Lejos de sospechar la inmensa tragedia que obró como telón de aquella trasnochada decisión invasora -ni siquiera se intenta rozar nuestros legítimos derechos sobre ese territorio-, algo jamás nos cerró a los treintañeros de aquel momento: nos fuimos a dormir con las Islas Malvinas en poder de los ingleses y nos despertamos con la celeste y blanca flameando en Puerto Argentino.

¿Qué pasó? ¿Cómo ocurrió? ¿Cuándo se tomó la decisión? ¿Hay soldados argentinos o sólo fueron los oficiales y suboficiales? Nunca hubo una respuesta atinada en tiempo y forma. Así, de la sospecha cruzamos a la desconfianza.

Y cuando un tristemente inolvidable conductor de noticieros del canal oficial desafió tanta historia guerrera con la bravuconada de “que venga el Principito, lo estamos esperando”, metáforas de sangre y muerte empezaron a sobrevolarnos, anticipadamente, como fantasmas.

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