jueves, 6 de noviembre de 2008

PASEANDO CON UN TURISTA


“SE ME HACE GRANDE ESTA CIUDAD”

Alejandro, de Costa Rica, está entusiasmado con las opciones culturales de Buenos Aires, aunque advierte que con tanta variedad no llegará a conocer todo.
Con 20 años recién cumplidos, Alejandro Alonso dejó su Costa Rica natal para venirse a estudiar Ciencias Económicas en la prestigiosa Universidad de Buenos Aires mediante un convenio entre las embajadas de Argentina y de su país. Pero este joven caribeño no sólo dedica su tiempo a los estudios, también se está curtiendo de la diversidad cultural que ofrecen los barrios porteños.

“Buenos Aires tiene tanto por recorrer y descubrir que no alcanzo a visitarla toda. Se me hace grande la ciudad”, explica el costarricense mientras disfruta un poco del verde en la Plaza Congreso, recordando la vegetación de su San José querido.

El Congreso lo impactó el primer día que lo vio ya que en su lugar de origen no hay edificios tan grandes con esa arquitectura, aunque al vivir por la zona y pasar a diario por el frente ya no le llama tanto la atención. Al estar tan cerca de uno de los epicentros políticos del país, varias veces ha tenido que pasar por el medio de diferentes movilizaciones. “Hay muchas protestas aisladas que no logran unir a la gente y así no creo que consigan nada. Cada uno protesta por lo suyo y hasta se quejan cuando el otro reclama por sus derechos.”

Durante sus ocho meses que lleva acá, Alejandro vivió de cerca la parte final del conflicto del campo cuando se instalaron las famosas carpas en la plaza, aunque para él se trató de un espectáculo mediático.

Otra de las cosas que lo sedujo de Argentina es el fútbol y todo su folklore. Desde Costa Rica llegó siendo hincha de Boca, pero acá encontró otro amor: Racing Club de Avellaneda. “Me hice de Racing por lo fiel de su hinchada, pese a que generalmente sufro más de lo que gozo”, concluye el nuevo fan de la Academia, que acostumbra a ir al Cilindro junto a un compañero de la residencia donde vive.

Así como el fútbol lo cautivó, también se maravilló por el mate y el asado. Posiblemente, y tal vez sin darse cuenta, Alejandro Alonso se esté convirtiendo en un porteño más.
Joaquín Zurletti

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