martes, 24 de marzo de 2009

LA CARRERA DE MIGUEL

COLUMNA DE OPINION

Periodista italiano de La Gazzetta Dello Sport. Impulsor de la Carrera de Miguel en las calles de Roma, Italia.

En el invierno (verano italiano) de 1998 me encontraba en Argentina para participar de un convenio estudiantil en la Universidad de la Ciudad de Córdoba. Luego viajé a Buenos Aires y me quedé allí con un amigo francés, el periodista Eric Joseph.

Dimos un largo paseo, era el 15 de agosto. Buenos Aires nos conquistó con sus libros, sus librerías, sus confiterías. Tal es así que por la tarde descubrí un libro -El terror y la gloria-, escrito por Vitagliano y Gilbert del Mundial del 78 atrás de lo que contaba el gordo Muñoz. Allí en algunas líneas se nombraba la nota del diario Clarín del 10 de enero de 1998, escrita por Victor Pochat y Ariel Scher. Me llamó pronto la atención porque a mi me gusta correr y escribir. Un poco como a Miguel.

Y para empezar quería escribir un libro. Me ayudó mucho una periodista argentina, Mónica Maristain, un talento literario monstruoso que ahora vive en México. Desde su departamento empecé a llamar a gente relacionada con Miguel. No fue un trabajo fácil. Aquella Argentina todavía tenía miedo, el menemismo parecía haber escondido el tema de la memoria. Hablando con Elvira, la hermana de Miguel, y Clara, la otra hermana que ya no está, surgió la idea de la carrera. Entonces el libro se quedó en mi casa (donde se queda hasta ahora), mientras la carrera empezó su largo recorrido el 9 de enero de 2000 en su primera edición en Roma con 356 inscriptos. Ahora en 2009, entre chicos y adultos, ya son 10 mil.

La Carrera de Miguel es el intento de llenar de otros significados la palabra deporte. El deporte no es sólo resultados, ligas, mundiales, medallas, juegos olímpicos. Es mucho más. Es un poema que camina por el mundo, es miles y miles de historias que no ganarán ningún premio, pero que acercan a la gente y les hacen conocer el mundo. Así pasó. Así mucha gente, como ahora en Roma, sabe quien era, quien es Miguel.

¿Por qué recordar a Miguel? Porque Miguel nos enseña muchas cosas: sobre todo el pensar a otros, mirar alrededor, cuidar los amigos, valorar la importancia de mezclarse entre hombres y mujeres de diferentes idiomas, razas, piel…

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