martes, 1 de julio de 2008

LIBROS

Fotografía: Esteban Montes

LINIERS Y EL ARTE DE RESALTAR LAS VIRTUDES

El historietista habló con BUEN DESTINO sobre su reciente publicación, Conejo de Viaje. Sus dibujos ganan cada vez más interesados.

En un sospechoso día de junio de más de 20 grados, se lo ve llegar con lo que parece será un elemento útil para lo que resta de la tarde: una botella de agua mineral. Saluda cordialmente e invita a pasar a su estudio ubicado en el barrio de Retiro. En el ascensor advierte que, como hace poco que adquirió la oficina, sólo hay tres sillones. “Estamos perfectos. Uno para mí y uno para cada uno de ustedes”, dice de modo sonriente Liniers. Las paredes, el piso y hasta los enchufes están cubiertos por pinturas y dibujos suyos. Después de servir agua para todos, Ricardo Siri (Liniers es su segundo nombre) se sienta en el más alto de los asientos, frente a su escritorio y empieza a explicar el origen de Conejo de viaje (2008), su más reciente libro. “Yo siempre dibujé mis viajes, por así decir. Pero una vez estaba en Barcelona y mi editora de España vio en mis cuadernos un libro. Traté de hacer algo para que el que lo leyera y no me conociera no le resultara un embole. Ya bastante molesto es que te cuenten un viaje si vos no lo hiciste (risas). Durante 10 minutos está bien, pero cuando te cuentan sobre la Torre Eiffel y te empiezan a mostrar las 2.000 fotos que sacaron es insoportable”, señala quien publica la historieta Macanudo para La Nación desde 2002.

-¿Mientras sigan habiendo viajes vas a continuar editando libros de Conejo de viaje?

-Sacando los últimos dos viajes que aparecen, los dibujos los hice sin saber que iban a ser publicados. Así que pienso seguir haciéndolos y si en algún momento da como para formar otro libro estaría bien. Igual, cuando estás de vacaciones lo último que querés hacer es trabajar.

-¿No sentís que estás exponiendo un poco tu vida?

-La expongo de la misma manera que Andrés Calamaro cuando le canta a su mujer. Si la gente te sigue un poquito se entera que tuve una hija (Matilda, de cuatro meses). No me gusta exponer mi intimidad, muestro cosas que son muy periféricas y no si me peleé con Angie, mi mujer.

-¿Cuándo y por qué decidiste empezar a dibujarte como conejo?

-En Berlín, cuando me invitaron a una muestra de arte, le dije a un amigo: “Me voy a empezar a dibujar como conejo en Macanudo”. Y él no entendía nada. En Bonjour (tira que editó en Página/ 12 entre 1999 y 2002) me hacía pero físicamente como soy yo y me daba como vergüenza. Cuando empecé a dibujarme como conejo dejé de tener ese pánico. Y la razón posiblemente haya sido por la misma que en una fiesta de disfraces descontrolás más. Te sentís más impune, no sos vos.

Suele decir, y no cuesta demasiado confirmarlo si se lo conoce, que es una persona tímida e introvertida. Por lo tanto, resta pensar que no debió haber sido un día común el día de la fotografía para los Personajes del Año 2006 de la revista Gente. “No me quiero ni acordar. Estaba entre Gaby Álvarez y la pared, literalmente. ¡Cómo han caído algunos! (risas). Es una danza de egos, imaginate que estaban Maradona, Charly García, Carmen Barbieri, Gerardo Sofovich, todos. Yo no estaba seguro de ir, pero después pensé que “mi trabajo es mirar gente y no me lo podía perder”. Igual me sirvió para ver por última vez a Roberto Fontanarrosa. Cuando lo vi, me puse contento y dije: “¡Un normal! ¡Uno de los buenos!”.

-¿Qué es el arte para vos?

-Creo que es algo que hace todo el mundo: mostrar la mejor versión de uno mismo. Yo estoy dentro de los que consiguen funcionar a base de matarse laburando, de encontrar la manera, de equivocarse, hasta que anda. Entonces cuando todos te dicen: “¡Sos buenísimo!”, vos decís: “No, no me salió así de fácil (risas). Genio es el que le sale como le salió a Mozart”.

Martín Carrillo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Linda nota!
Salu2