lunes, 1 de septiembre de 2008

PERSONAS Y PERSONAJES

ENTRE LA CIVILIZACION Y LA BARBARIE

Domingo Faustino Sarmiento es considerado el símbolo de la educación en el país, sin embargo, no todo fue color de rosas.

Nació el 15 de febrero de 1811, en Carrascal, uno de los barrios más pobres de la ciudad de San Juan. Aprendió a leer a los 4 años.

En 1823, tras no conseguir la beca para estudiar en Buenos Aires, se quedó en San Juan donde se produjo una guerra civil. Se exilió con su tío en San Francisco del Monte, San Luis. Allí fundaron una escuela.

Regresó a sus pagos. Los montoneros federales de Facundo Quiroga invadieron San Juan. Sarmiento, con 16 años, decidió oponérseles e incorporarse al ejército unitario del general José María Paz con el grado de teniente.

En 1831, Facundo Quiroga logró tomar San Juan, mientras gobernaba Juan Manuel de Rosas. Sarmiento se refugió en Chile, donde fundó su propia escuela, se enamoró de una alumna y tuvo su primera hija, Ana Faustina. Retornó a San Juan y fundó su primer periódico, El Zonda. Regresó a Chile, se casó con Benita Martínez Pastoriza, adoptó a su hijo Dominguito Fidel y publicó su obra más importante: Facundo, Civilización y Barbarie. Funda dos nuevos periódicos: La Tribuna y La Crónica.

El 3 de febrero de 1952 participó en la Batalla de Caseros, en la que Rosas es derrotado.

En 1856 es nombrado Jefe del Departamento de Escuelas. Luego, el gobernador de Buenos Aires, Bartolomé Mitre, lo designó Ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores.

En 1862 asumió la gobernación de San Juan. Dictó una Ley de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria. Renunció dos años después.

En octubre de 1868, sin partido político, fue elegido Presidente de la Nación. Durante los seis años de gobierno fundó en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares: Liceo Naval y Colegio Militar. Además, modernizó el correo y se preocupó por la extensión de las líneas férreas.

En 1875 fue nombrado Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. También fue Senador Nacional por San Juan. Luego, Superintendente General de Escuelas.

El sanjuanino falleció fuera del país: en Paraguay, el 11 de septiembre de 1888, a los 77 años. Sus restos fueron repatriados a Buenos Aires.

Fuentes: “Mitos de la historia Argentina 2”, Felipe Pigna.
“Breve historia de los
argentinos”, Félix Luna.
“Grandes protagonistas
de la historia”, diario La Nación.

Libros recomendados escritos por Sarmiento:

"Facundo o Civilización y Barbarie". 1845.
"Argirópolis". 1850.
"Recuerdos de provincia". 1850.
"Campaña del Ejercito Grande". 1852.



COLUMNA DE OPINION

OSVALDO BAYER. Historiador y escritor.

“A Sarmiento hay que ponerlo en su lugar. El Ministerio de Educación tendría que convocar a seminarios de historiadores para analizar su figura y su acción. Hay aspectos muy positivos y a la vez, otros muy negativos. Fue, por ejemplo, un gran escritor pero al mismo tiempo un insoportable racista. Creyó en el “progreso” de la “civilización” europea más que en los valores de la ética. Un llamado “positivista” a ultranza.

Por eso, en nuestros institutos de enseñanza en vez de cantarle el himno “al más grande entre los grandes” y “Sarmiento, inmortal”, tendríamos que señalar también sus grandes defectos. Por ejemplo, sus tiradas contra los pueblos originarios, contra el gaucho y –algo que se ha silenciado siempre- sus denuestos inaceptables contra los judíos. Y no olvidar su endiosamiento del norte europeo y su sorna despreciativa por los europeos meridionales.

Además, su admiración sin límites por Estados Unidos de Norteamérica desde donde traerá a maestras para que nos enseñen lo que es la “verdadera civilización”.

Sí, no hay que negar que en su lucha contra el analfabetismo, en todos sus aspectos, está su mejor galardón. Pero en su lucha de la “civilización” contra la “barbarie”, se olvidó de manifestarse y analizar la barbarie de la civilización, con sus guerras, sus discriminaciones y la injusticia sin perdón de la esclavitud de otros pueblos. Esto ha quedado retratado en la historia de este hombre, profundamente polémico. Y lo caracteriza hasta la actualidad.

Sí, Sarmiento, tenerlo en cuenta con sus cualidades y defectos, pero dejar de obligar a nuestros niños cantar aquello del “más grande entre los grandes”.


Santiago Pansino

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