sábado, 1 de marzo de 2008

ARTISTAS CALLEJEROS

Graffitis
Foto: Esteban Montes
LA PARED COMO ESCENARIO

Zear, uno de los graffiteros más reconocidos del país, charló con BUEn DESTINO sobre sus inicios, repasó su historia y brindó consejos para los jóvenes pintores.

Cualquier persona que alguna vez en su vida haya visto un graffiti sabe que el impacto es inmediato. Ya sea una pintada política o un diseño elaborado, la gente que camina por las veredas de una plaza, de una estación de subte o que viaja en tren, convive con el arte. “Esa es una de las cosas que más me gusta de lo que hago. A veces me quedo cerca de alguna pieza que yo haya pintado y veo las reacciones de las personas”, explica Zear, una de las figuras más representativas de Argentina del arte plástico callejero.

Desde hace más de dos décadas que hace graffitis, su seudónimo no significa nada más que un conjunto de letras que le parecieron que iban a quedar bien (tiene 40 años y su nombre real es Carlos Daniel Ilic) y seguramente sus inicios en la materia no tengan punto de comparación con los del resto de los artistas locales. “Yo nací acá, pero cuando era chico me mudé a Nueva York. Una vez que viajaba en metro hacia el Bronx, vi todos los vagones firmados y no pude sacar la mirada de esos símbolos. Desde ese momento comencé a practicar dibujos en un cuaderno mientras comía o mientras estaba en la escuela”, comenta Zear al mismo tiempo que gesticula con sus brazos cada detalle que cuenta. Se lo nota como una persona respetuosa y tranquila que cada vez que puede agradece a su esposa Silvia y a sus hijos Christopher y Alan, quienes se están iniciando en el hip hop.

Ser de los más populares del ambiente de los graffitis no es cuestión de suerte o casualidad, sino de talento. Marcas como Sprite, Good Year, Krial y Tribal lo convocaron para que esté a cargo de alguna sus campañas gráficas. Incluso estuvo pintando en vivo en el programa de televisión de Susana Giménez. Gracias a estos trabajos y colaboraciones, muchos chicos que recién empiezan a hacer sus primeros tags (firmas) se le acercan para pedir consejos y él siempre les responde lo mismo: “Respeten las reglas del graffiti y escuchen a la vieja escuela”. En ningún momento suena con aires de superioridad, sino con un genuino interés por el crecimiento de la actividad que ha desarrollado durante más de la mitad de su vida.

Atrás han quedado las detenciones policiales y las peleas de la juventud. Zear es un artista que se dedica de una manera cortés a difundir sus pinturas y a ayudar a que crezca la escena nacional. Finalmente, de eso es lo que se trata el graffiti: unidad y respeto.

Sus pinturas se pueden ver en las paredes de Monte Grande, El Jagüel, Belgrano, Devoto y en la Galería Bond Street en Recoleta. También hay imágenes de su trabajo en www.flickr.com/photos/zear_one.

Martín Carrillo

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