sábado, 1 de marzo de 2008

CALLES

Avenida de Mayo
DE LA ROSADA AL CONGRESO

El tradicional boulevard porteño, con más de 100 años de historia, es el más antiguo de Sudamérica y pese a los nuevos tiempos conserva su encanto y estilo.

Diez cuadras, o 1350 metros, separan la histórica Plaza de Mayo de la Plaza del Congreso, en el barrio porteño de Monserrat. El recorrido toma color verde por los plátanos, que a su vez ocultan las fachadas de los majestuosos hoteles y edificios que allí se levantan; los tradicionales cafés y restaurantes hacen cobrar vida a la avenida más antigua de todo el continente: la Avenida de Mayo.

La idea fue de Marcelo Torcuato de Alvear, Intendente de Buenos Aires al aprobarse el proyecto en 1884, pero como falleció en 1890 no asistió a la inauguración, a cargo de su sucesor, Federico Pinedo, el 9 de julio de 1894. Poco más de un siglo después, en 1997, fue declarada como lugar histórico nacional.

La avenida embelleció a la ciudad, se convirtió en un importante pulmón y en el principal punto de encuentro de la alta sociedad a principios del siglo XX. Sus adoquines, cúpulas extraordinarias, firuletes de hierro en los balcones y las flores en los frentes, dentro del estilo arquitectónico art nouveau, fueron en conjunto un intento de parecerse a París o Madrid, siendo la Vía Madrileña el lugar de mayor similitud.

Los primeros edificios construidos fueron hoteles de lujo destinados a los extranjeros, como El Metropole, El Majestic y el Gran Hotel España. Hoy, en la habitación 704 del Hotel Castelar, originalmente llamado Excelsior, funciona un museo porque el poeta español Federico García Lorca vivió allí seis meses entre los años 1933 y 1934.

Sin embargo, el sitio más representativo de esta avenida es el Café Tortoni, instalado allí desde 1880. En él funcionó la Agrupación Gente de Artes y Letras, presidida por el pintor Quinquela Martín, que supo contar con la presencia de la poeta Alfonsina Storni, el escritor Jorge Luis Borges y el pintor Molina Campos.

La Avenida de Mayo ha sido testigo de manifestaciones y encuentros de personas a lo largo de los años.

Desde la celebración del carnaval hasta el cacerolazo al entonces Presidente De La Rua, en el 2001. En el medio quedaron los homenajes al aviador Jorge Newbery, las despedidas a los cuerpos de Perón y Evita, las asunciones de los Presidentes y los festejos por los aniversarios de la Independencia Nacional.

Hoy desde la calle Bolívar, entre Hipólito Yrigoyen y la Avenida Rivadavia, atravesando la avenida 9 de Julio, conectando el Poder Ejecutivo con el Legislativo, este boulevard sigue siendo la más bella de Buenos Aires, combinando el estilo europeo con la cultura porteña.
Ignacio Catullo

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